lunes, 22 de diciembre de 2014

Los ríos del tiempo

La siguiente es una selección personal de los ríos más hermosos que he visitado. Los ríos son, con mucho, uno de los espectáculos más increíbles de la naturaleza. Como escribió Thoreau: La belleza y la riqueza auténticas suelen ser baratas y despreciadas. El Cielo podría definirse como el lugar que los hombres evitan. Debo confesar que esta selección nació a partir de la lectura de Colores de otoño, De Henry David Thoreau, Los ríos profundos, de José María Argüedas, y de Ulysses, de James Joyce, especialmente del fragmento que pongo a continuación:

¿Qué admiraba en el agua Bloom, amador del agua, sacador de agua, portador de agua volviendo al fogón?

Su universalidad: su igualdad democrática y su fidelidad a su naturaleza buscando su propio nivel: su vastedad en el océano de la proyección de Mercator: su profundidad no sondeada en la fosa de Sundam en el Pacífico excediendo las 8.000 brazas: la inquietud de sus olas y partículas superficiales visitando uno tras otros todos los puntos de su litoral: la independencia de sus unidades: la variabilidad de estados del mar: su quiescencia hidrostática en calma: su turgidez hidrocinética en las aguas muertas y en las mareas vivas: su apaciguamiento después de la devastación: su esterilidad en los casquetes circumpolares, ártico y antártico: su importancia climática y comercial: su preponderancia de 3 a 1 sobre la tierra seca en el globo: su indisputable hegemonía en extensión en leguas cuadradas por toda la zona por debajo del trópico subecuatorial de Capricornio: la estabilidad multisecular de su fosa original: su lecho lúteofulvo: su capacidad para disolver y contener en solución todas las sustancias solubles incluyendo millones de toneladas de los metales más preciosos: sus lentas erosiones de penínsulas y promontorios con tendencia a bajar, sus depósitos aluviales: su peso y volumen y densidad: su imperturbabilidad en lagos y lagunas de meseta: su gradación de colores en las zonas tórrida y templada y frígida: sus ramificaciones vehiculares en corrientes continentales en cuencas lacustres y ríos confluyentes y fluyentes al mar con sus tributarios y las corrientes oceánicas: corriente del Golfo, con sus ramas nordecuatorial y sudecuatorial: su violencia en maremotos, trombas marinas, pozos artesianos, erupciones, torrentes, remolinos, desbordamientos, avenidas, olas de fondo, divisorias de aguas, géiseres, cataratas, torbellinos, maelstroms, inundaciones, diluvios, aguaceros: su vasta curva ahorizontal circumterrestre: su secreto en los manantiales y la humedad latente, revelada por instrumentos rabdománticos o higrométricos y ejemplificada por el agujero en la pared en Ashtown Gate, la saturación del aire, la destilación del rocío: la sencillez de su composición, dos partes constitutivas de hidrógeno por una parte constitutiva de oxígeno: sus virtudes curativas: su capacidad de hacer flotar en las aguas del Mar Muerto: su perseverante penetratividad en arroyuelos, canales, diques insuficientes, vías de agua en barcos: sus propiedades para limpiar, apagar la sed y el fuego, alimentar la vegetación: su infalibilidad como paradigma y parangón: sus metamorfosis como vapor, niebla, nube, lluvia, nevisca, nieve, granizo: su fuerza en las mangueras rígidas: su variedad de formas en lagos y bahías y golfos y calas y ensenadas y lagunas y atolones y archipiélagos y estrechos y fiords y minches y estuarios y brazos de mar: su solidez en glaciares, icebergs, témpanos: su docilidad en hacer funcionar ruedas hidráulicas, turbinas, dínamos, planta^ hidroeléctricas, lavaderos, tenerías, fábricas textiles: su utilidad en canales, en ríos, si navegables, en diques flotantes y secos: su potencialidad derivable de mareas embridadas o cursos de agua cayendo de un nivel a otro nivel: su fauna y flora submarinas (anacústica, fotofóbica), numéricamente, si no literalmente, los habitantes del globo: su ubicuidad al constituir el 90 % del cuerpo humano: la nocividad de sus efluvios en marismas lacustres, pantanos pestilentes, agua de macetas echada a perder, charcos estancados bajo la luna menguante”.

Al leer estas líneas, no pude menos que recordar muchas sensaciones que me crearon los ríos en el tiempo en que los visité. Esta es una antología inconclusa. 

1. Río Cauca, a la altura del departamento de Caldas


2. Río Penderisco, en el municipio antioqueño de Urrao, Colombia




3. El río más largo de Colombia: el Río Magdalena



4. Igaraparaná o ("río que canta y suena" en lengua minika), ubicado al norte del departamento del Amazonas, Colombia






5. Rio de la Plata, en Colonia, Uruguay





 6. Pisuerga, Valladolid, España




7. Rio San José del Nus, en el nordeste de Antioquia, Colombia




8. Cochabamba, en el Amazonas boliviano




9. Rio Claro, en el oriente de Antioquia, Colombia



10. Rio Tonusco, en el occidente de Antioquia, Colombia



11. Atrato, Chocó, Colombia





12. Río Risaralda, en los departamentos de Risaralda y Caldas, Colombia



13. Río Celestun, Mérida, México




14. Cañón del Sumidero, Chiapas, México





15. Rio Palomino, Tayrona, Colombia; al fondo la Cierra Nevada de Santa Marta



16. Río de sal, Uyuni, Bolivia




17. Aguas Azules, Chiapas, México



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