Los
ríos del tiempo
La
siguiente es una selección personal de los ríos más hermosos que he visitado.
Los ríos son, con mucho, uno de los espectáculos más increíbles de la
naturaleza. Como escribió Thoreau: La belleza y la riqueza auténticas
suelen ser baratas y despreciadas. El Cielo podría definirse como el lugar que
los hombres evitan. Debo confesar que esta selección nació a partir de
la lectura de Colores de otoño, De Henry David Thoreau, Los
ríos profundos, de José María Argüedas, y de Ulysses, de James
Joyce, especialmente del fragmento que pongo a continuación:
¿Qué admiraba en el agua
Bloom, amador del agua, sacador de agua, portador de agua volviendo al fogón?
Su universalidad: su
igualdad democrática y su fidelidad a su naturaleza buscando su propio nivel:
su vastedad en el océano de la proyección de Mercator: su profundidad no
sondeada en la fosa de Sundam en el Pacífico excediendo las 8.000 brazas: la
inquietud de sus olas y partículas superficiales visitando uno tras otros todos
los puntos de su litoral: la independencia de sus unidades: la variabilidad de
estados del mar: su quiescencia hidrostática en calma: su turgidez
hidrocinética en las aguas muertas y en las mareas vivas: su apaciguamiento
después de la devastación: su esterilidad en los casquetes circumpolares,
ártico y antártico: su importancia climática y comercial: su preponderancia de
3 a 1 sobre la tierra seca en el globo: su indisputable hegemonía en extensión
en leguas cuadradas por toda la zona por debajo del trópico subecuatorial de
Capricornio: la estabilidad multisecular de su fosa original: su lecho
lúteofulvo: su capacidad para disolver y contener en solución todas las
sustancias solubles incluyendo millones de toneladas de los metales más
preciosos: sus lentas erosiones de penínsulas y promontorios con tendencia a
bajar, sus depósitos aluviales: su peso y volumen y densidad: su
imperturbabilidad en lagos y lagunas de meseta: su gradación de colores en las
zonas tórrida y templada y frígida: sus ramificaciones vehiculares en
corrientes continentales en cuencas lacustres y ríos confluyentes y fluyentes
al mar con sus tributarios y las corrientes oceánicas: corriente del Golfo, con
sus ramas nordecuatorial y sudecuatorial: su violencia en maremotos, trombas
marinas, pozos artesianos, erupciones, torrentes, remolinos, desbordamientos,
avenidas, olas de fondo, divisorias de aguas, géiseres, cataratas, torbellinos,
maelstroms, inundaciones, diluvios, aguaceros: su vasta curva ahorizontal
circumterrestre: su secreto en los manantiales y la humedad latente, revelada
por instrumentos rabdománticos o higrométricos y ejemplificada por el agujero
en la pared en Ashtown Gate, la saturación del aire, la destilación del rocío:
la sencillez de su composición, dos partes constitutivas de hidrógeno por una
parte constitutiva de oxígeno: sus virtudes curativas: su capacidad de hacer
flotar en las aguas del Mar Muerto: su perseverante penetratividad en
arroyuelos, canales, diques insuficientes, vías de agua en barcos: sus
propiedades para limpiar, apagar la sed y el fuego, alimentar la vegetación: su
infalibilidad como paradigma y parangón: sus metamorfosis como vapor, niebla,
nube, lluvia, nevisca, nieve, granizo: su fuerza en las mangueras rígidas: su
variedad de formas en lagos y bahías y golfos y calas y ensenadas y lagunas y
atolones y archipiélagos y estrechos y fiords y minches y estuarios y brazos de
mar: su solidez en glaciares, icebergs, témpanos: su docilidad en hacer
funcionar ruedas hidráulicas, turbinas, dínamos, planta^ hidroeléctricas,
lavaderos, tenerías, fábricas textiles: su utilidad en canales, en ríos, si
navegables, en diques flotantes y secos: su potencialidad derivable de mareas
embridadas o cursos de agua cayendo de un nivel a otro nivel: su fauna y flora
submarinas (anacústica, fotofóbica), numéricamente, si no literalmente, los
habitantes del globo: su ubicuidad al constituir el 90 % del cuerpo humano: la
nocividad de sus efluvios en marismas lacustres, pantanos pestilentes, agua de
macetas echada a perder, charcos estancados bajo la luna menguante”.
Al
leer estas líneas, no pude menos que recordar muchas sensaciones que me crearon
los ríos en el tiempo en que los visité. Esta es una antología inconclusa.
1. Río Cauca, a la altura del departamento de Caldas
2. Río Penderisco, en el municipio antioqueño de Urrao, Colombia
3. El río más largo de Colombia: el Río Magdalena
7. Rio San José del Nus, en el nordeste de Antioquia, Colombia
8. Cochabamba, en el Amazonas boliviano
9. Rio Claro, en el oriente de Antioquia, Colombia
11. Atrato, Chocó, Colombia
12. Río Risaralda, en los departamentos de Risaralda y Caldas, Colombia
14. Cañón del Sumidero, Chiapas, México
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